diumenge, 8 de maig del 2011

Trilogía del pecho. Parte I. Lo evidente

Me gustaría una cama hecha de tetas. ¿Acaso a alguien se le ocurre un lugar más confortable para dormir? Suave, calentito, blandito y esponjoso. Con un lecho como ese, no habría lugar para las pesadillas.
Ay, las tetitas. Son mi perdición. Suspiro por ellas. Sueño con ellas.
Me fascino sólo con mirarlas. Como, por ejemplo, cuando una chica escotada va en metro y sus dos delicias se bambolean o dan pequeños saltitos. Qué maravilla. O cuando dos jovencitas se abrazan desnudas y sus preciosidades se besan. ¿Hay algo más tierno que la tetita con tetita?
Aunque está claro que no me conformo sólo con observarlas, por algo me pirro por una cama de senos. Si puedo tocarlos, entro en éxtasis profundo. Podría renunciar a cuatro de mis sentidos con tal de acariciar, masajear, pellizcar, lamer, morder todos los que quiera en la vida.
Y es que no entiendo por qué algunos hombres sienten delirio por los culos. ¿No se dan cuenta de la superioridad en belleza de los pechos? No le hago ascos a un buen par de nalgas; redonditas, respingonas y apretadas, dentro de unas bonitas braguitas o unos pantalones ajustados. Sin embargo, los escotes van más allá.
Por algo pueden aumentar la esperanza de vida. Sí, sí. Quedó demostrado hace tiempo en un estudio científico. Las personas que miraban más tetas a lo largo de la vida vivían más años. Así que, si consiguiera mi cama deseada, probablemente, me convertiría en Matusalén.

Un enlace de la web colombiana Soho para aumentar la esperanza de vida. Vía Yonkis.

2 comentaris:

  1. Si algun dia te compras una colchon de tetas... avisame.

    P.D:No tenia ni idea de que las tetas pudieran aumentar la esperanza de vida de una persona.jaja

    ResponElimina
  2. li diré al cristian que llegeixi aquesta entrada, segurament estarà d'acord amb tu i aquesta nit no em deixarà dormir ni a mi ni a les meves tetes

    ResponElimina