dilluns, 1 d’agost del 2011

¡Mamá, quiero ser Drag King!


Foto: Wikipedia

Mi lesbianismo es complicado. Me gustan las mujeres y quiero follarme a todas las que pueda, pero no puedo con todas. Me fascinan las chicas bonitas, jóvenes y adorables que veo por la calle. ¿El problema? La mayoría tienen pinta de ser heterosexuales convencidas. Quizá lo tendría más fácil si yo no tuviera pinta de hetero 100%. Pero no. Señoras, mejor dicho, señoritas, soy una lamegrietas.
Y diréis, ¿ese es tu gran problema como lesbiana? No. Hay algo peor. Más oscuro, perverso y lujurioso. Como me ponen las tías con pinta de adorapollas, muchas veces me imagino que me corro en su cara, que las dejo bien pringadas de semen. Y, oh, con la iglesia hemos topao.
Creo que esto, quizá, necesita una explicación. No se trata de que quiera tener polla; lo siento, señor Freud, no se lo voy a poner tan fácil. Se trata de que me gustaría seducir a estas chicas como un hombre. Me vestiría de galán antiguo, de los que llevaban chaleco bajo la americana y bigote. Las invitaría a unas copas. Y el juego empezaría. Les susurraría cosas bonitas al oído; les rozaría el muslo, más allá del límite permitido por el decoro; las invitaría a bailar; las cogería por la cintura, con mucho cuidado de levantar unos milímetros su faldita; les prestaría mi americana como refugio para sus hombros y brazos desnudos; y, entonces, las llevaría a casa.
Allí, la cosa iría más en serio. Me ocuparía de todo su cuerpo sin presentarles el mío. Las conduciría al límite del placer lésbico; con cuidado, eso sí, no querría terminar con una mujer exhausta en mi cama y yo toda cachonda. Por eso, cuando la humedad embargara sus deliciosas braguitas, me descubriría. A estas alturas, la bonita y heterosexual chica afortunada de la noche estaría tan encantada conmigo que, estoy segura, le daría bien poca importancia a mi falta de miembro viril.

1 comentari:

  1. Wow, parece que es toda una obseción. Me recordó en cierta forma aquellas leyendas en las que algún hombre, incauto, conoce a alguna bella mujer, muchas veces puta de oficio, y una vez en la movida, la "mujer" muestra su falo de proporciones bíblicas, a lo que el hombre le corresponde con una buena mamada. XD. No me imagino en una situación así, y mucho menos hacerle una mamada a algún trasviste, por mas caliente y urgido que me encuentre. -Creo que este tipo de historias tienen algo de razón; las apariencias a primera vista pueden ser demasiado engañosas, pero solo bastan 5 minutos para darte cuenta que algo va mal, y son los detalles como las voz, la manzana del edén, la forma de moverse... los que delatan. entonces no creo que halla un camaleón que sea capaz de manipular toda su parecencia, mas bien al incauto no le importo la realidad.

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